Para vivir mejor la Misa II

Escuchar con atención la Palabra de Dios

Cuánto nos distraemos al escuchar las lecturas en la Misa, o el mismo Evangelio. Uy, sí... si ya las he escuchado tantas veces, esta que ya casi me la sé de memoria... o, después la leo en casa más tranquila porque los chicos no me dejan escuchar (y luego me olvido claro) y que se yo cuantas excusas nos pondremos. Pero... si pensamos que la Palabra es viva, que es hoy que Dios nos habla a través de las lecturas y del Evangelio y que es para mí!!! (y no para el de al lado) Y si nos proponemos escuchar a Dios con verdadera atención y con el corazón? Sí, con el corazón bien dispuesto para que su Palabra se transforme en vida en nosotros. Y podemos decir como Samuel: "Habla Señor que tu siervo escucha"

Ahora les copio del librito La Santa Misa, de Catalina Rivas, la parte destinada a la Liturgia de la Palabra.

Llegó el momento de la Liturgia de la Palabra y la Virgen me hizo repetir: “Señor, hoy quiero escuchar Tu Palabra y producir fruto abundante, que Tu Santo Espíritu limpie el terreno de mi corazón, para que Tu Palabra crezca y se desarrolle, purifica mi corazón para que esté bien dispuesto.” 


“Quiero que estés atenta a las lecturas y a toda la homilía del sacerdote. Recuerda que la Biblia dice que la Palabra de Dios no vuelve sin haber dado fruto. Si tú estás atenta, va a quedar algo en ti de todo lo que escuches. Debes tratar de recordar todo el día esas Palabras que dejaron huella en ti. Serán dos frases unas veces, luego será la lectura del Evangelio entera, tal vez solo una palabra, paladear el resto del día y eso hará carne en ti porque esa es la forma de transformar la vida, haciendo que la Palabra de Dios lo transforme a uno”. 

“Y ahora, dile al Señor que estás aquí para escuchar lo que quieres que El diga hoy a tu corazón”.
 

Nuevamente agradecí a Dios por darme la oportunidad de escuchar Su Palabra y le pedí perdón por haber tenido el corazón tan duro por tantos años y haber enseñado a mis hijos que debían ir a Misa los domingos, porque así lo mandaba la Iglesia, no por amor, por necesidad de llenarse de Dios... 

Yo que había asistido a tantas Eucaristías, más por compromiso; y con ello creía estar salvada. De vivirla, ni soñar, de poner atención en las lecturas y la homilía del sacerdote, menos. 

¡Cuánto dolor sentí por tantos años de pérdida inútil, por mi ignorancia!... ¡Cuánta superficialidad en las Misas a las que asistimos porque es una boda, una Misa de difunto o porque tenemos que hacernos ver con la sociedad! ¡Cuánta ignorancia sobre nuestra Iglesia y sobre los Sacramentos! ¡Cuánto desperdicio en querer instruirnos y culturizarnos en las cosas del mundo, que en un momento pueden desaparecer sin quedarnos nada, y que al final de la vida no nos sirven ni para alargar un minuto a nuestra existencia! Y sin embargo, de aquello que va a ganarnos un poco del cielo en la tierra y luego la vida eterna, no sabemos nada, ¡Y nos llamamos hombres y mujeres cultos…!

2 comentarios:

eligelavida dijo...

Qué importante es conocer las partes de la Misa para poder vivirla mejor! Gracias por toda esta información-formación, tan necesaria.

Guerrera de la LUZ dijo...

Hola Flor!

Cómo es de impresionante lo de Catalina Rivas verdad?, ya conté en el blog de Arcen que a mí me cambió la vida.

Gracias por recordarlo.

Un abrazo a los dos.