Reconciliarnos con nosotros mismos

Una de las cosas que más me gustan leer son los testimonios de conversión. Ver cómo actua Dios en nuestras vidas cuando le damos la posibilidad de tomar las riendas, es lo más lindo que podemos compartir con los demás y creo que lo que más poder de contagio tiene.
El testimonio que les copio hoy no es personal, pero me llegó mucho porque muchas veces la raíz de nuestra falta de paz es que no terminamos de perdonarnos a nosotros mismos.
Es fruto de la Virgen de Medjugorje, la Reina de la Paz, y está contado por Sor Emmanuel:

"La Gospa(1) nos exhorta a reconciliarnos primero con nosotros mismos. A veces, vemos personas devastadas por su falta de paz interior, aún cuando han confesado sus pecados del pasado y creen firmemente en el perdón de Dios. Viendo que la paz se les escapa y que su tormento permanece, vuelven a confesar a menudo ese mismo pecado del pasado, con la esperanza que la misericordia de Dios actuará por fin en su corazón y depositará en él esa paz tan deseada. ¡Todo en vano! A menudo, este tormento viene del hecho de que, aunque Dios la haya perdonado, la persona no se ha perdonado nunca a ella misma. Esto ocurre frecuentemente en el caso del aborto.

Por ejemplo, una mujer de 56 años sufría crueles tormentos interiores desde hacía 30 años. En cada confesión, mencionaba ese pecado cometido a la edad de 26 años, pero la paz de Dios huía siempre de ella. Vino a Medjugorje en búsqueda de ayuda y le preguntamos si ella creía que su hijo le había perdonado desde arriba, desde el Cielo. Ella respondió que “sí”. Luego le preguntamos si ella se había perdonado a sí misma, y dijo horrorizada: “¿Cómo podría perdonarme de haber hecho una cosa tan abominable!?” Allí estaba la clave de su mal.

Invitada a revisar su posición a la luz de Dios, aceptó reconocer humildemente que efectivamente, era capaz de eso, y aún de cosas peores que esas; que la sola cosa que le pertenecía como propia era su miseria (como Jesús le dijo a Sor Faustina). Reconoció que ese aborto la había humillado y había arruinado la buena opinión que tenía sobre ella misma. La falta de paz provenía en gran parte de su orgullo, sutilmente disfrazado en virtud. Al descubrir esto, aceptó aplicarse a sí misma la misericordia que Dios le había otorgado de manera inconmensurable.

Reconciliarse con uno mismo no es llamar “bien” al mal cometido, o negar el pecado. ¡Al contrario! Es llamarlo “mal” y aniquilarlo para siempre en el corazón de Dios, en sus entrañas de misericordia. Esta señora recuperó la paz del corazón. Habia cambiado de anteojos y no tenía más miedo de su miseria: no se miraba más a sí misma sino que tenía los ojos fijos en su Salvador, y lo veía todo a la luz de su misericordia. Había transformado su remordimiento en arrepentimiento."


(1) Gospa le dicen a la Virgen María en Medjugorje

Sabor amargo





Anoche nos enteramos de que luego de presiones por parte del gobierno, la justicia ha autorizado el aborto de la chica de 15 años embarazada por haber sido violada por el concubino de su madre. Días atrás festejábamos el resultado de los fallos a favor de la vida, que habían negado este pedido de aborto, fallo memorable que a todos los q estamos en defensa de la vida, nos había llenado de alegría y también de un poco de orgullo nacional. (leer el fallo acá)
Pero parece que duró poco la alegría. El gobierno se salió con la suya. Y ahora sólo les queda encontrar un médico que esté dispuesto a practicar el aborto terapéutico, a este bebé de 5 meses de gestación. Qué horror! Y encima si no encuentran hospital público en donde se practique, van a pagar uno privado. Cuánto odio por favor, cuánto ensañamiento con la vida de ese pobre bebé, y de la pobre chica de 15, porque nadie piensa en las secuelas ni en el síndrome post aborto que va a vivir. Y pensar que el violador todavía está en libertad...

A propósito de este tema, hace unos días José, del blog 10 semanas, (un blog totalmente provida argentino que recomiendo) me pidió q escribiera unas líneas expresando mi opinión. Aunque no me veo muy capacitada para opinar, ni creo tener muchos elementos, sentí que era bueno hacerlo. Acá les copio lo que salió:

(...) siento compasión, pena, amargura, en fin, dolor, por la supuesta violación a esta chica de 15 años. Me gustaría poder ayudarla, sólo puedo ofrecer mi oración.

He leído varios testimonios de mujeres violadas y que fueron presionadas para que abortaran, y resulta que en lo que coinciden la gran mayoría de ellas (se habla de más del 95%) es en que el dolor más grande que tienen es por haber matado a su hijo, porque también ese bebé era su hijo, no sólo del violador, y no por las secuelas de la violación. El síndrome post aborto es una realidad que muchos desconocen o no quieren conocer, es cierto que de eso no se habla no? Pero es muy grave, ha llevado a las mujeres que han abortado a caer en profunda depresión, angustia, fobias, no poder soportar ver un bebé,... hasta lo más terrible, el suicidio. Es tan grande la culpa por haber matado a otra persona, que no es ni más ni menos que su propio hijo, que muchas no consiguen salir adelante. Ya bien sabemos que en un aborto hay 2 víctimas: el bebé abortado, y la mujer que aborta.

Por eso pienso, q si realmente quisieran el bien de esta chica supuestamente violada, en vez de presionarla para que aborte, para que mate a su hijo, le ofrecerían una solución, porque el aborto no es ninguna solución, es agravar el problema. Soluciones podrían ser acompañarla desde la ayuda psicológica, espiritual, hasta en las necesidades materiales de afrontar un embarazo. Ayudarla a poder perdonar a su agresor.

En el caso de que la familia no quisiera o pudiera quedarse con el bebé, ofrecerles la alternativa de darlo en adopción. Todas estas opciones "positivas" cortarían con el círculo de violencia en el que está metida. Y le darían la posibilidad de sanar sus heridas. El bebé podría ser su cable a tierra, la luz y la alegría de su vida. El aborto la va a condenar a un sufrimiento sin límites, a una carga que llevará siempre en su conciencia, a no poder ser feliz...

Roguemos a Dios y a Nuestra Santa Madre que no se lleve a cabo!