Para vivir mejor la Misa I

La importancia de llegar a tiempo y de participar de la Santa Misa con el corazón limpio.

Hace un tiempo largo, en una entrada anterior había recomendado el librito de la vidente boliviana Catalina Rivas: La Santa Misa (para imprimirlo hacer click acá) Es un escrito realmente impresionante, lleno de mensajes y revelaciones de Nuestro Señor Jesús y de la Virgen María. Toda una catequesis sobre la Misa. Quiero volver a recomendar su lectura, y contarles que es cierto lo que dice  que luego de leerlo ninguna Misa vuelve a ser igual. Los invito a que hagan la prueba. Esto es para todos, es muy fácil de leer, no pongan excusas del tipo: para mí no es porque yo no voy a Misa. O... yo sí voy a Misa los domingos desde hace años, que me quieren enseñar? Esto es para todos, fíjense lo que dice Catalina al comenzar:

Este es el testimonio que debo y quiero dar al mundo entero, para mayor Gloria de Dios y para la salvación de todo aquel que quiera abrir su corazón al Señor. Para que muchas almas consagradas a Dios, reaviven el fuego del amor a Cristo, unas que son dueñas de las manos que tienen el poder de traerlo a la tierra para que sea nuestro alimento, las otras, para que pierdan la “costumbre rutinaria” de recibirlo y revivan el asombro del encuentro cotidiano con el Amor. Para que mis hermanos y hermanas laicos del mundo entero vivan el mayor de los Milagros con el corazón: la celebración de la Santa Eucaristía.

Y ahora sí, desde las primeras páginas del librito, Catalina nos transmite lo que la Virgen le enseña sobre las dos primeras cuestiones para poder vivir bien la Misa: llegar temprano y preparar el corazón arrepintiéndonos bien de nuestras faltas.

(...) Cuando llegué al día siguiente a la Iglesia un poco atrasada, el señor Arzobispo y los sacerdotes ya estaban saliendo al presbiterio. Dijo la Virgen con aquella voz tan suave y femenina que a una le endulza el alma.

“Hoy es un día de aprendizaje para ti y quiero que prestes mucha atención, porque de lo que seas testigo hoy, todo lo que vivas en este día, tendrás que participarlo a la humanidad”.

Me quedé sobrecogida sin entender pero procurando estar muy atenta. Lo primero que percibí es que había un coro de voces muy hermosas que cantaban como si estuviesen lejos, a momentos se acercaba y luego se alejaba la música como con el sonido del viento.

El señor Arzobispo empezó la Santa Misa, y al llegar a la Oración Penitencial, dijo la Santísima Virgen:

“Desde el fondo de tu corazón, pide perdón al Señor por todas tus culpas, por haberlo ofendido, así podrás participar dignamente de este privilegio que es asistir a la Santa Misa.”

Seguramente que por una fracción de segundo pensé: “Pero si estoy en Gracia de Dios, me acabo de confesar anoche”.

Ella contestó: “¿Y tú crees que desde anoche no has ofendido al Señor? Déjame que Yo te recuerde algunas cosas. Cuando salías para venir aquí, la muchacha que te ayuda se acercó para pedirte algo y como estabas con retraso, a la apurada, le contestaste no de muy buena forma. Eso ha sido una falta de caridad de tu parte y dices no haber ofendido a Dios...?”

“De camino hacia acá un autobús se atravesó en tu camino, casi te choca y te expresaste en forma poco conveniente contra ese pobre hombre, en lugar de venir haciendo tus oraciones, preparándote para la Santa Misa. Has faltado a la caridad y has perdido la paz, la paciencia. ¿Y dices no haber lastimado al Señor...?”

“En el último momento llegas, cuando ya la procesión de los celebrantes está saliendo para celebrar la Misa...y vas a participar de ella sin una previa preparación....”

-Ya, Madre Mía, ya no me digas más, no me recuerdes más cosas porque me voy a morir de pesar y vergüenza- contesté.

“¿Por qué tienen que llegar en el último momento? Ustedes deberían estar antes para poder hacer una oración y pedir al Señor que envíe Su Santo Espíritu, que les otorgue un espíritu de paz que eche fuera el espíritu del mundo, las preocupaciones, los problemas y las distracciones para ser capaces de vivir este momento tan sagrado. Pero llegan casi al comenzar la celebración, y participan como si participaran de un evento cualquiera, sin ninguna preparación espiritual. ¿Por qué? Es el Milagro más grande, van a vivir el momento de regalo más grande de parte del Altísimo y no lo saben apreciar.”

Era bastante. Me sentía tan mal que tuve más que suficiente para pedir perdón a Dios, no solamente por las faltas de ese día, sino por todas las veces que, como muchísimas otras personas, esperé a que termine la homilía del sacerdote para entrar en la Iglesia. Por las veces que no supe o me negué a comprender lo que significaba estar allí, por las veces que tal vez habiendo estado mi alma llena de pecados más graves, me había atrevido a participar de la Santa Misa. (...)

(Gracias Juan por el dibujo)

5 comentarios:

Luis y Mª Jesús dijo...

En casa lo hemos leido varias veces con los niños, por la noche después de cenar. Es muy bueno y además en pocas páginas abre una luz impresionante.
Besos

eligelavida dijo...

Parece una tontería, verdad? eso de llegar a tiempo. Pero si entre las personas tenemos ciertas delicadezas, ¡cuántas más debemos tener con el Señor! Un abrazo.

juan dijo...

Está buenisimo, para leer y releer.pienso en cualquier acontecimiento importante que se pueda dar en nuestras vidas, sea un casamiento, una entrega de diplomas, un gran triunfo en el deporte, en el campo profesional , en lo político, algún acto en el que nos entreguen honores y gloria del mundo, éxito, fama, etc etc etc, o que tengamos una entrevista para visitar al mismísimo Papa , con todo el amor y el respeto que se merece, todo queda chico y muy por debajo de lo que debe ser realmente asistir a una misa.Si fuésemos realmente conscientes en todo momento de lo que estamos viviendo. Que nos ilumine el Espíritu Santo! solos imposible.

Angelo dijo...

Ahora mismo lo imprimo para leerlo en familia. Gracias una vez más por tu ayuda espiritual.Un abrazo a Juan

ARCENDO dijo...

Querida amiga, gracias por el enlace y también por este NECESARIO post.
SALUDOS DE CORAZON